Se trata del único cuadro de Rembrandt que hay en el Prado. Fue realizado en 1634 y es una de las primeras obras maestras del pintor holandés. Representa a Artemisa, soberana de Caria –reino situado en Asia menor-, que vivió durante el siglo IV a.C. Se dispone a beber las cenizas de su marido y hermano, el rey Mausolo, que le entrega una sirvienta. Al fondo vemos una figura enigmática. Otra lectura sugiere que se trata de la aristócrata cartaginesa Sofonisba y que la copa contiene veneno.
En lo que sí coinciden los estudios es en la alusión al amor conyugal y la importancia del uso de la luz y la penumbra.